jueves, 5 de diciembre de 2013

Drogas Estimulantes

Como el nombre sugiere, las drogas estimulantes son una clase de drogas que intensifican la actividad cerebral, aumentando así la agudeza mental, la atención y la energía, acompañado esto de los cambios en el organismo necesarios para ello (aumento de la presión arterial y aumento de la velocidad del corazón y la respiración).

Históricamente, los estimulantes se utilizaban para curar enfermedades como el asma y otros problemas respiratorios, la obesidad, transtornos neurológicos, etc. Pero el problema llegó al conocerse su potencial para el abuso y la adicción. En este momento, su uso médico disminuyó notablemente.
A día de hoy, los estimulantes solo se prescriben para enfermedades como narcolepsia, hiperactividad con déficit de atención y para casos de depresión que no han respondido a otros tratamientos.

Las consecuencias del abuso de estimulantes son varias. Cuando se consumen dosis altas repetidamente durante un período corto de tiempo se llegan a tener sentimientos de hostilidad y paranoia. También puede causar hipertermia y arritmias del corazón. Como última consecuencia puede provocar un fallo cardiovascular o convulsiones letales.

Los estimulantes se clasifican en cocaína, anfetaminas y metanfetaminas.

Voy a centrarme, a continuación, en la cocaína y las anfetaminas.

  • Cocaína. La cocaína se obtiene de las hojas de la planta de coca. Esta droga funciona mediante la estimulación de la dopamina. Los efectos son inmediatos y consisten en una elevación de la autoestima y confianza, acompañado de una gran locuacidad, excitación e incluso una irritabilidad extrema. Éstos duran relativamente poco tiempo (30-60 min) y cuando terminan, la persona comienza a sentir ansiedad por consumir una nueva dosis. A largo plazo, su abuso produce, por supuesto, adicción, ataques de pánico, transtornos mentales e incluso la muerte. 
  • Anfetaminas. Es una droga estimulante sintética. Se une a los receptores de la noradrenalina y la dopamina y los activa, induciendo a la liberación de esos neurotransmisores. Sus síntomas físicos son: aumenta el estado de alerta, produce un comportamiento agresivo y violento. Al igual que la cocaína, produce sentimientos de grandeza y confianza en uno mismo. Tomadas en dosis elevadas causan confusión, ansiedad aguda y miedo. Pueden llevar incluso a psicosis paranoides en individuos no paranoicos. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario