- Neurolépticos o tranquilizantes mayores. Son sustancias utilizadas para tratar la depresión, psicosis y manias. Algunos de ellos pueden venderse sin prescripción médica. Son sumamente tóxicos produciendo efectos adversos como la enfermedad de Parkinson, destrucción de las células de la sangre, arritmia cardiaca anemia y un largo etcétera. En última estancia podrían incluso causar la muerte.
- Ansiolíticos o tranquilizantes. Habitualmente son usados para tratar la neurosis. Pueden causar letargia, estupor y coma con frecuencia. En el caso de adicción pueden causar alteraciones hemáticas. Al abandonar su consumo aparecen episodios depresivos, desasosiego o insomnio que suelen ser muy duraderos.
- Somníferos o barbitúricos. Su uso puede provocar daño en los riñones y en el hígado, producir erupciones cutáneas, dolores articulares, hipotensión, estreñimiento y tendencia al colapso circulatorio. La intoxicación aguda puede llevar a la muerte provocada por la falta de oxígeno en el organismo.
- Grandes narcóticos. En dosis leves provocan una primera fase de excitación cordial, como el alcohol. Luego provocan sedación y sopor.
Los narcóticos actúan al fijarse a los receptores del dolor en el cerebro.
Los receptores del dolor reciben señales químicas enviadas al cerebro, las cuales causan la sensación de dolor. Así, los narcóticos se fijan a estos receptores y pueden evitar esta sensación. Aún con esto, los narcóticos solo reducen el dolor de forma temporal y no actúan sobre la fuente de él.
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