miércoles, 4 de diciembre de 2013

Drogas Depresoras

Como ya hemos dicho, las drogas depresoras actúan disminuyendo la actividad del sistema nervioso y causando en el consumidor un estado de somnolencia y relajación.

Así, las drogas depresoras más conocidas son: fármacos depresores, alcohol y opiáceos.

Como ya se ha comentado también, los fármacos depresores se dividen principalmente en barbitúricos y benzodiacepinas.

  • Los barbitúricos comenzaron utilizándose como anestésicos debido a su corto efecto (2-4 h), pero desarrollaban una gran tolerancia en el organismo comenzando a hacer evidentes riesgos de producir adicción. Así, su uso ha declinado en los últimos años.
  • Las benzodiacepinas comenzaron a utilizarse en sustitución a los anteriores por su menor toxicidad. Aún así, el consumo reiterado de estas sustancias produce tolerancia cruzada con otras sustancias depresoras del sistema nervioso central.
El alcohol es una droga legal para mayores de 18 años en España y muchos otros países. Aún así, el consumo de esta droga, por algunos, puede incluso comenzar a los 12 años.
El hecho de que esta droga esté tan socialmente aceptada, provoca que se cataloguen de normales patrones de consumo claramente desmesurados.
Los efectos adversos que causa sobre el consumidor son de diversos tipos:

  • Orgánicos. Esta droga afecta a todos los órganos, pero principalmente al hígado. Este tiene la función de transformar el etanol en otra sustancia que no sea perjudicial para el cuerpo, pero tiene una capacidad de 20 a 30 gramos de alcohol  por hora. Mientras tanto, la cantidad en exceso circula por el organismo dañando el resto de estructuras. El consumo excesivo de esta droga puede llevar incluso a la muerte (intoxicación etílica). Su consumo crónico lleva a enfermedades como la cirrosis, hepatitis, degeneración del páncreas, etc. El consumo producido por una mujer embarazada podría llegar a producir graves daños en el feto.
  • Psicológicos. Como depresor del sistema nervioso central, actúa bloqueando el sistema cerebral responsable de controlar las inhibiciones. Así el consumidor puede verse conducido a adoptar conductas temerarias. La ingesta excesiva causa desorientación, pérdida de equilibrio, vértigo o doble visión. 
  • Sociales. El consumo excesivo y continuado de alcohol causa en la persona una exclusión social. Aparecen efectos como la pérdida de responsabilidad, desestructuración, aparición de crisis, malos tratos, absentismo laboral, inestabilidad, etc. Los accidentes de tráfico que se producen bajo los efectos del alcohol también merecen una especial mención, ya que conforman una gran proporción de los mismos.
Los opiáceos más conocidos son tales como la heroína, codeína, marihuana, metadona...
Las sustancias opiáceas se utilizan principalmente como narcóticos analgésicos en uso terapéutico, pero también se pueden conseguir de forma ilegal para su consumo abusivo.

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